sábado, 20 de octubre de 2012

Una historia con Derecho de Autor


      En esta carrera de la vida nos topamos con millones de personas, algunos de ellos ejercerán cierta influencia sobre nosotros, a veces, ahí en ese mismo instante u otras, haciéndonos evocar el pasado en determinado momento, simplemente para que ocurran dos cosas: uno, afectarnos negativamente o dos  hacernos mejorar. Mientras que otros simplemente pasan desapercibidos.

     Recuerdan aquella vez cuando estando sentado en el autobús un poco tarde para ir al trabajo o quizá la universidad, se subió esa señora que muy sonrientemente dijo buenos días, haciéndote pensar que sin importar lo tarde, un poquito de amabilidad y cortesía no vendría mal?  Hace algún tiempo, mi amiga que estudia para ser docente, me contó sobre cómo un profesor a quien empezó odiando, terminó haciéndola reflexionar en que a pesar de las dificultades y la poca remuneración que traería su profesión, esto iría más allá; en la satisfacción de saber que estaría educando y trasmitiendo lo mejor de ella, a personitas en crecimiento…
      Bueno, exactamente eso fue lo que me ocurrió con una profesora oriunda de Valencia, que llegó a estas tierras “güaras”  para dar rienda suelta a un proyecto de vida junto al hombre de sus sueños. Y de quien, por estas causalidades de la vida, tuve la suerte de ser alumna… y ustedes ya saben la historia de cómo Todo empezó una muy ajetreada tarde. Debo confesar que de no ser por ella esta blog no existiría. Esa profesora con su gran pasión por los libros, las letras, y esa ciega convicción de que una buena lectura influye grandemente en el proceso de curación, hicieron posible cada una de las historias que han leído.

      Hoy hace un mes, ellas se topó con este blog, el cual nunca imaginé que encontraría, y mucho menos que dejaría tan conmovedor comentario. Por eso publico hoy esta entrada, para agradecerle públicamente por esa influencia que convirtió a LITERAPIA en mucho más que una clase de autodesarrollo.  A través  de este diario, solo quise compartir al cyberspacio un poco de lo que ella hizo en mí, intentando motivar en otros ese amor  al prójimo, ese deseo de cambiar por un momento el ambiente de seres menos favorecidos, haciéndolos remontar a través de las letras a lugares nunca antes soñados, de darles la oportunidad de recordar que los sueños sí pueden convertirse en realidad.

       Gracias Doctora Rosell, sé que aún quedan muchas historias por contar!