lunes, 5 de marzo de 2012

No habían pasado ni 12 horas...

...cuando ya quería volver, pero corrieron muy lentamente los días  que me alejaron del hospital. Gabriellys ya no estaba, pero fue ese martes cuando conocí al valiente Ángel Rodriguez de 14 años.
  - Yo estaba en el liceo!- me decía entre risas
  - ¿y cómo es que en tu liceo ocurren esas cosas? Tu como que estabas en otras andanzas!... le repliqué en tono bromista.
- Síi! En serio... estábamos jugando futbolíto, era un día normal, pero luego los fuertes ruidos y eso gritos nos sorprendieron a todos en el patio...empezamos a corre de un lado a otro, fue muy rápido muy ráapido! -me decía con sobresalto. 
Fue entonces mientras corría buscando un lugar seguro para esconderse, que esa bala perdida se topó con su pierna derecha, Ángel me contó que no se había percatado que sangraba hasta que un profesor se acercó para ayudarle. Al llegar al hospital los médicos tuvieron que hacer una reconstrucción de la arteria femoral; y lógicamente estaría ahí por más de un mes... y al instante aparecieron en escena los libros para convertirse en sus cómplices. Como no podía jugar al fútbol, deporte que tanto le gustaba, decidió escuchar las narraciones de "La Vinotinto: pasión de pocos, delirio de millones" bajo la enardedcedora pluma de Hans Graf y Javier Manniti, que compilaba los triunfos y derrotas de esta aguerrida Vinotinto. Claaaaro! no pudimos terminar el libro ese día (por más que hubiésemos querido) pero nos dimos cita para el siguiente martes, el cual llegó en menos de lo que canta un gallo. Aún recuerdo que paramos la lectura en el momento en que nuestra vinotinto se peleaba con Uruguay por el quinto puesto en la tabla de clasificaciones, y tenían a todíiita Venezuela ilusionada con un repechaje que nos diera luz verde de soñar con una primera participación en el mundial de fútbol.

 Lamentablemente Diciembre llegó y junto a el los días festivos que me separaron del hospital, de Ángel y nuestro tan deportivo libro. Cuando volví en Enero ya el no estaba, más supe por aserción de una enfermera que le habían dado el alta médica unos días antes del 24 (Sí! Navidades). Estoy segura que Ángel estará asistiendo muy puntualmente a las terapias, para recuperar la movilidad de su pierna y volver pronto a tocar un balón... y seguir soñando con portar algún día no muy lejano una franela vinotinto que lleve un 9 y diga "Rodríguez" sobre sus hombros.


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